De noche se ve algo más
en
el silencioso espejo de las estrellas
Sin
dormir palpo de nuevo las piedras
Alguien
las tatuó para que el sol sin término pudiera contemplarlas
Gimo,
sollozo
No
importan las razones
ni las
ganas siquiera
de que
llores conmigo
Tanta
oscuridad ahuyenta los luceros
Puedes
acompañarme
Llevaré mis hojas más
blancas,
negrísimas
profundidades
y
haré míos tus abismos
Esas
piedras marcadas nos acolcharán
……………………………..
Soy yos oN
ola,
agua,
gota
Soy
yos oN
burbuja,
ola,
agua,
gota
Soy
yos oN
burbuja,
ola,
agua,
gota
espuma
Soy
yos
oN
en este mar tempestuoso de la vida
……………………………..
La
fogata
Arden fuegos
extraños. Mi rostro resplandece. Acuden a mi memoria recuerdos inapropiados.
Lucho. Crece exasperadamente mi inquietud. ¡Ni siquiera la tibia lumbre me
sosiega! Los árboles consumen, en exceso, oscuridad. Siguen los pensamientos
extraños. Parecen llamaradas tristes. Las miro. La noche se desgaja impenitente
en mil ruidos. Crece mi horror. La ciudad está lejos.
Soy
noche
Soy
fuego
Soy
tierra
Soy
yo
Crepitan con fuerza
los troncos. Al consumirse mi epitafio será escrito con pútridas cenizas. Lo
sé. Lo estoy pensando.
……………………………..
Manchas
oscuras
salpican
los ratos de ocio
Manchas
oscuras
perturban
la (falsa, impuesta) paz
Manchas
oscuras
chorrean
estrellas
pero
me manchan
me ensucian
……………………………..
Fuiste eres
tierra
Tu sombra es polvo
polvo soy
……………………………..
Dolor de un dolor
Para
Héctor Hurtado,
en
la infinita noche de Caracas
A
poca distancia de la alcoba,
te
invadían
porque eran también
tuyos
el
dolor, la enfermedad,
aquel
sutil, inefable desprecio,
que
no sabes cómo definir,
exacta
debidamente
Deshecha
la cerca
la
distancia
que
un día ambos pusieron
para
que en el jardín de su madre
crecieran
las rosas,
vestida ahora de
pétalo la espina,
tu
presencia a ratos se perfumaba
allí
donde apenas tus párpados
pudieron si acaso posarse alguna vez
Tu
pecho fuerte
tu alma
tu coraje
que tan vasto juzgabas
todo te parecía un
e s
p e j i s mo
Ahora lo ves sencillo
simple
como
si un ángel hubiera hecho quizás un milagro
Recuerdas
lo que nadie quiere imaginar
y
sonríes
Imaginas
lo que nadie quiere recordar
y sonríes
Aunque
sientes ganas de llorar,
ese jadeo próximo
ese dolor
que sólo tú sabes
te invita a tomar
un poco de aire
y nada
más
……………………………..
Ansias de viaje
Parado
en la terraza de un aeropuerto
sueñas aviones
soñadores
voces
extrañas que no entiendes
gestos,
miradas, largas caminatas
por jardines de ensueño
Un
hombre con maletín
mujeres con abrigos
niños
sin juguetes
te
hacen volar
al
instante
Es
otra vida
otra existencia
más
dichosa
la única posible
sin la odiosa cara de tu vecina
No
lo entiende el profesor de química
ni tu padre
enfurecido por el examen
No
lo entienden tus amigos
Eres
la tarde detenida de junio
un color mortecino
que se difumina
Amanece
la
noche de tu vida
en
medio de otras luces
Serás
estatua
y plomo que se
derrite
Olerás
el frío,
tomarás
tu abrigo
y el
parque solitario
anidará en ti
……………………………..
Joseantoniana
Buscaba
con afán ciego las formas múltiples del fuego creador. Derretía en ello las
fuerzas últimas de mis acendradas pupilas. Ansiaba puntos tal vez irreverentes
de huera claridad. Soñaba. Presentía incólumes rendijas de mortecinos soles.
Tal vez me orientaran. Como voces etéreas podrían enseñarme olvidados caminos.
Vampíricas sombras me rodeaban. Cubrían el incierto y anfractuoso paisaje. La
fría tierra exhalaba vahos negros. Me lo decían el olfato infalible, el insomne
tacto incluso. Caminé un poco más. Ya estaba extenuado. Transpiraba en mi
delirio afanoso luces imaginarias, quimeras acuáticas en desiertos eternos.
Soñaba miríadas insustanciales de cálida luz. El agobiante panorama, empero,
resultaba negro, como afiebrado amanecer imposible. Mis melifluos ojos ya
atrofiados soñaban posibles huellas en esos inexplorados caminos. Me
interrogaba de continuo. Hubiera pernoctado en algún paraje luminoso. Seguía.
No debía detenerme. Una fuerza invisible, intangible, me impedía volver atrás.
Daba estruendosos alaridos. Otrora hubieran atrofiado mi débil garganta.
Llamaba ingenuo a otro Prometeo libérrimo. Grité muchas inútiles veces. Sentía
la disminución absoluta del eco imposible, la fuerza cansina de mis palabras
inaudibles. El portón más grande de la abrumadora impotencia estaba de continuo
abierto. Perdí toda minúscula fuerza. La sudorosa pero entumecida piel me
engañaba. Vahos gélidos salían de las presumibles entrañas sulfurosas de la
confusa tierra. Mis ojos desprevenidos nada veían. Flotaba en los brazos
blanquecinos de una imprecisa doncella de pálido rostro. Éramos evanescentes
sombras. Apenas tenía una vaga idea de mí mismo. Soy quizá un montón informe de
nebulosa materia me reprochaba. Estaba en el vasto país de las sombras eternas.
(imitación
de José Antonio Ramos Sucre)
……………………………..
Oración
de un poeta
No
sé si de nuevo te niegue,
Señor
Pero
si lo hago,
oh, Verbo,
Señor
de los sonidos
y las
palabras,
Señor de la brisa que entona cantos
quítame
la expresión indigna,
el sentimiento vil,
la más
baja, la última de las pasiones,
anúlame
la lengua,
olvídame
los recuerdos,
cállame
las malvadas inquietudes,
muéreme
lo humano del alma
y
dame tus sinónimos,
divino,
perfumado, sublime
verdadero
Poeta